jueves, 23 de octubre de 2014

El sol no deja de brillar

¿Te has puesto a pensar que pasaría si el sol dejara de brillar?, para empezar no habría luz, sería todo una eterna oscuridad, no existiría la diferencia entre el calor y el frío, las plantas y los animales no tendrían energía, no llevaríamos un control del paso del tiempo, para terminar pronto, no habría vida.

A veces podemos comparar nuestra vida con un día sin sol, puede ser hoy un día nublado y frio para algunos, puede ser lluvioso, puede ser que no lo vemos brillar como quisiéramos, los problemas en forma de nube lo ocultan, y no se diga la tristeza dejando caer una fuerte lluvia, y la falta de amor como la falta de calor, ¿triste verdad?, por algunos momentos creemos que no lo volveremos a ver, o nos preguntamos hasta cuando brillará de nuevo en nuestro día, déjame decirte algo a pesar de todo lo que lo puede ocultar, el sol sigue brillando, solo falta un poco más para que salga, solo un poco, tal vez algo de viento que aleje las nubes, o tal vez en tu día está a punto de amanecer, espera que salga el sol, tal vez en su ausencia hay algo que aprender, desde valorar su importancia, disfrutar lo que se pueda de la noche y dejar que tu campo se limpie con la lluvia, teniendo la seguridad que el sol volverá a salir a dar su luz y calor.



EL DIA QUE CAMBIE

Y así, después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar.
 
Decidí no esperar las oportunidades sino salir a buscarlas.
 
Decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución.
 
Decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis.
 
Decidí ver cada noche como un misterio a resolver y cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.
 
Aquel día descubrí que mi único rival no era más que mis propias debilidades, y que esta la única y mejor forma de superarlas.
 
Aquel día comencé a ser fuerte, feliz de verdad, gracioso. Aquel día dejé de temer por cada vez que perdía y sentí que para vencer no es necesario ganar.
 
Vi que dar lo mejor de mí me hacía feliz, así no fuera el primero, así no me coronaran o me aplaudieran.
 
Sentí nuevamente que el único rival es uno mismo.
 
Descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui, me dejó de importar quién ganara o perdiera, ahora me importa simplemente sentirme mejor que ayer.
 
Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
 
Pero también vi que a veces se cae y que el único camino es pararse y seguir.
 
Aprendí que el mejor triunfo que puedo adquirir es tener el derecho de llamarle a alguien "amigo".
 
Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, "el amor es una filosofía de vida".
 
Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente; aprendí que nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás.
 
Aquel día decidí cambiar tantas cosas, aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad, desde aquel día ya no duermo para descansar. Ahora simplemente duermo para soñar...